CONCEPTO, FACTORES Y ELEMENTOS DE LA MOTIVACIÓN
Según Reeve (2001), la motivación se refiere al
proceso psicológico que trata de explicar las causas de la conducta y sus
variaciones: que factores despiertan, orientan y mantienen la conducta hasta
que finaliza. En este proceso de energetizar y dirigir actúan fuerzas que
provienen tanto del medio ambiente externo como fuentes internas al individuo.
Tradicionalmente
para Cofer y Appley, (1971): “”la motivación hace referencia a tres aspectos: a)
la existencia de una secuencia organizada de conductas, b) la dirección y
contenido de tal conducta y c) la persistencia de la conducta en una dirección
dada o su estabilidad de contenido (citado en Peña y Cañoto, 2006, p. 237).
Ahora
bien, contemporáneamente existe consenso en relación a los tres aspectos mencionados antes al que se le agrega un
aspecto clave que alude a: “La motivación
es un estado interno o condición que activa la conducta”. Este elemento
conduce a explicaciones teóricas acerca de: 1) determinantes ambientales, 2) la
urgencia, deseo, apetencia, pulsión, necesidad y demanda. 3) el incentivo, meta u objeto de valor que indujo al sujeto a
la acción. Vale destacar que, lo fenómenos sociales ligados a las propiedades
del grupo, tales como, atracción, cohesión, patrones de comunicación, liderazgo
y persuasión social, entre muchos otros, interactúan y modulan los efectos
motivacionales individuales.
Los
términos que sobre la motivación se han mencionado tienen diferentes
significados en función del sistema
teórico donde se utilicen o incluyan, lo cual ha dado origen a una combinación
de conceptos de acuerdo a varias perspectivas, entre ella se mencionan las
siguientes:
1- Teoría de base biológica o fisiológica: hace
énfasis en el papel del sistema nervioso central y el sistema endocrino. Se
ocupan de la integración de la acción de varios sistemas para dar cuenta de
cómo se prepara el organismo para la acción, cómo produce sensaciones de placer
y cómo se preserva la salud y se asegura la
supervivencia.(Palmero-Fernández-Abascal, Mártinez y Choliz, 2002)
2-Teorías conductuales: la motivación se entiende
como un subproceso que está regulado por variables externas, donde el
reforzamiento y el castigo son elementos claves para dar cuenta de la conducta
motivada; en estas aproximaciones la motivación es parte integral de modelos de
aprendizaje más generales (Rachil, 1979)
3- Modelos cognitivos: intentan relacionar la
conducta motivada con variables hipotéticas que se encuentran dentro del
organismo y que son efecto del procesamiento de información que llevan a cabo
los sujetos. La conducta motivada se supone regulada por procesos mentales:
planes, expectativas, metas, dirigen y energizan la conducta.(Eccles y
Wilgfield, 2002)
4- Enfoque de las diferencias individuales: los
factores de la personalidad y las diferencias entre las personas determinan las
diferencias entre motivos específicos. Las diferencias individuales comprenden
a su vez una variedad de propuestas sobre qué motiva a los sujetos que abarcan
desde aquellas que enfatizan los motivos inconscientes, como el modelo
psicoanalítico, hasta los que proponen la tendencia a la autorrealización como
fuente de motivación esencial, como es el caso de los modelos humanistas
(Palmero y Cols, 2002)
5- Teorías Sociales: se ocupa de describir y
explicar cómo se activa y dirige la conducta individual por influencia de otras
personas o grupos que se encuentran en contacto social con un individuo; entre
los motivos sociales más importantes se cuentan el logro, el poder y la
afiliación (Morris y Maísto, 2001)

CLASES DE MOTIVACIÓN
La motivación puede ser: Motivación intrínseca: el deseo que impulsa la conducta es
interno. La ilusión, el interés, etcétera son ejemplos de estímulos internos que dan lugar a la
conducta intrínseca que hace al individuo disfrutar “sin más” de lo que hace.
Motivación extrínseca: es el deseo que impulsa la conducta para obtener una recompensa externa o evitar un castigo. El dinero, los regalos, un trabajo estable o evitar una regañina son algunos ejemplos de estímulos externos que dan lugar a la conducta intrínseca.
Motivación extrínseca: es el deseo que impulsa la conducta para obtener una recompensa externa o evitar un castigo. El dinero, los regalos, un trabajo estable o evitar una regañina son algunos ejemplos de estímulos externos que dan lugar a la conducta intrínseca.
Recientemente Deckers (2001) ha propuesto un
sencillo esquema en el que establece los momentos que pueden distinguirse en el
proceso de Motivación. En cierta medida, la propuesta de Deckers es bastante
similar a lo que señalara hace unos años Kuhl (1986), aunque los intentos de
éste no han tenido mucha repercusión en el ámbito de la Psicología de la
Motivación. En cualquier caso, creemos que, si se quiere delimitar con mayor
precisión el proceso de Motivación, hay que analizar, paso a paso, lo que
ocurre desde que un estímulo o necesidad es detectado por el individuo, o su
organismo, hasta que se consigue, bien el objetivo o la satisfacción de la necesidad,
bien el eventual fracaso, en ambos casos analizando la atribución causal del
resultado, pasando por los diferentes estadios en los que se decide qué hacer y
cómo hacerlo. A grandes rasgos, la secuencia que proponen Kuhl (1986) y Deckers
(2001) considera tres momentos: elección del objetivo, dinamismo conductual y
finalización o control sobre la acción realizada.
En cuanto a la elección del
objetivo que se convierte en meta, el individuo decide qué motivo
satisfará, y qué meta intentará conseguir para satisfacer dicho motivo. Esto
es, existe una circunstancia previa o incentivo que activa un motivo, junto con
la potencial energía necesaria para ejecutar una conducta. La elección de un
motivo depende de la intensidad del mismo, de lo atractivo que resulte el
incentivo, de la probabilidad subjetiva de éxito y de la estimación del
esfuerzo necesario para conseguir el objetivo.
En cuanto al dinamismo conductual,
se refiere a las actividades que lleva a cabo un individuo para intentar
conseguir la meta elegida. Es decir, a partir del motivo y del incentivo
seleccionado para satisfacer ese motivo, el individuo decide qué actividades le
permitirán conseguir la meta, llevando a cabo la conducta instrumental
apropiada para ese fin. Genéricamente, la conducta instrumental hace referencia
al conjunto de todas aquellas actividades motivadas en las cuales se implica un
individuo para satisfacer un motivo. Consiguientemente, las conductas
instrumentales son un aspecto relevante, pues pueden ser consideradas como el
nexo de unión entre un motivo y su satisfacción. De la correcta ejecución de
las conductas instrumentales depende que se consiga o no la meta que el
individuo ha elegido.
Creemos que, en ocasiones, además de elegir y
decidir qué motivo es el que un individuo intentará satisfacer, también cabe la
posibilidad de elegir y decidir qué actividades o conductas instrumentales
elige un individuo para conseguir el objetivo. Hay algunos aspectos de la
conducta instrumental que reflejan el nivel de motivación; tales aspectos se
refieren a la frecuencia, la intensidad y la duración. La
frecuencia se refiere al número de veces que un individuo se implica o
inicia una actividad para conseguir el objetivo; se puede asumir que cuanto
mayor es la frecuencia con la que un individuo lleva a cabo actividades en pos
de un objetivo tanto mayor es la motivación de ese individuo. Es un argumento
muy parecido al que utilizábamos anteriormente para explicar el concepto de
motivación en términos de “persistencia” de una determinada conducta: cuanto
mayor es la persistencia que muestra un determinado individuo, tanto mayor es
el grado de su motivación para tratar de conseguir un determinado objetivo. La
intensidad se refiere al vigor o la fuerza con la que el individuo
lleva a cabo la actividad o conducta instrumental; por regla general, también
existe una asociación entre intensidad de la actividad y nivel de motivación.
Es un aspecto muy parecido al que proponíamos al hablar del concepto de
motivación en términos de “vigor o intensidad”. La duración se
refiere al tiempo que un individuo dedica a la satisfacción de un motivo.

En cuanto a la finalización y al control
sobre la acción realizada, se refiere al análisis del resultado
conseguido con las distintas acciones o conductas instrumentales que el
individuo ha llevado a cabo. Es decir, el individuo constata si, mediante las
conductas que llevó a cabo, ha conseguido satisfacer o no el motivo que eligió.
Tanto si se ha conseguido la meta, como si se fracasó, el individuo realiza los
pertinentes procesos de atribución causal, que le permitirán en el futuro
decidir si vuelve a utilizar las presentes conductas o tiene que introducir
algún tipo de modificación. Si el resultado ha sido la consecución de la meta,
el individuo llevará a cabo la correspondiente conducta consumatoria, con la
cual pone fin al proceso motivacional. Como indica Deckers (2001), la conducta
consumatoria representa la finalización de la secuencia motivacional; la
ejecución de la conducta consumatoria completa dicha secuencia motivacional
mediante la satisfacción del motivo. Si, por el contrario, el individuo no ha
conseguido la meta, en función de los parámetros relacionados con el interés o
necesidad de conseguir esa meta, decidirá si persiste e intenta de nuevo su
consecución, o si, por el contrario, cambia la meta a conseguir, eligiendo otra
que considere más asequible.
A partir de estas sugerencias, nuestra propuesta
para explicar el proceso de Motivación considera dos apartados. Por una parte
el correspondiente a la toma de decisiones y elección del objetivo que se
convertirá en meta, y, por otra parte, el correspondiente al control sobre la
acción que se está realizando. Por lo que respecta al apartado centrado en la
toma de decisiones y elección de la meta, hay que incluir los aspectos
referidos al estímulo, la percepción, la evaluación y la valoración, la
decisión y elección, y la conducta motivada. Por lo que respecta al apartado
centrado en el control de la acción, hay que incluir los aspectos referidos al
análisis de la congruencia, la persistencia, la atribución de causas y la
posibilidad de introducir cambios en las acciones o en la meta, o de abandonar
la consecución de esa meta. Como señalábamos anteriormente, este apartado se
analizará considerando de forma general el control del resultado.
Así pues, de modo tentativo, la secuencia que
proponemos para explicar el proceso motivacional sería la siguiente: estímulo,
percepción, evaluación-valoración, elección de la meta, decisión de actuar,
conducta motivada, y control del resultado. A lo largo del proceso, es habitual
que el individuo realice los pertinentes ajustes atribucionales acerca de los
resultados que va obteniendo con sus conductas, con lo cual se puede entender
la propia dinámica del proceso motivacional, así como la eventual persistencia
o abandono de las conductas dirigidas a la obtención de la meta en cuestión.
Abraham
Maslow, es el principal psicólogo que desarrollo un modelo donde se incluyen
necesidades básicas fisiológicas y otras necesidades exclusivamente humanas.
Específicamente propuso una Jerarquía de Necesidades que puede representarse
mediante una pirámide: si estas necesidades no están debidamente cubiertas,
impiden el crecimiento y el desarrollo.
| Al lograr una homeóstasis a nivel de nuestras necesidades de carencia empiezan a surgir necesidades de autorrealización y o necesidades de crecimiento. Maslow propone que todos los sujetos humanos nacemos con una tendencia hacia la autorrealización y que ésta supone alcanzar el potencial completo de lo que se es capaz de ser. Sin embargo, aunque las personas poseen tendencia hacia la autorrealización solo el 1% llega a ella, esto se debe a que las necesidades de carencia dominan la motivación y se imponen sobre la necesidad de desarrollo, ya que el medio ambiente es poco favorable y las personas tienen excesiva presión de estas necesidades de carencia. |
REFERENCIAS USADAS
Maslow,
A. (1991) Motivación y Personalidad. España: Ediciones Díaz de Santos
Peña
G., Cañoto, Y y Santalla, Z. (2006) Introducción a la Psicología. Caracas:
Universidad Católica Andrés Bello
Morris,
Ch. y Maisto, A. (2002) Psicología. México: Prentice Hall
Rachin,
H. (1979) Comportamiento y aprendizaje Barcelona: Omega
Palmero,
F. Fernández-Abascal, E. ; Martínez, F. y Choliz, M. (2002) Psicología de la
motivación y la emoción. México: McGrawHill
Reeve,
J. (2001) Motivación y Emoción. México: McGrawHill
Ibañez,
T.; Botella, M.; Doménech, M.; Martínez, L.; Pallí, C.; Pujal, M.; Tirado, F.
(2004) Introducción a la psicología social. España: Editorial UOC.
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